martes, 14 de octubre de 2008

MITOS EN EF









Nacen en el deporte de alta competición, en agresivas campañas publicitarias o en el heterogéneo universo de las dietas populares. Mal entendidos o mal aplicados, el boca a boca los instala posteriormente en la vida cotidiana, trayendo a veces más efectos no deseados que beneficios: son mitos relacionados con la actividad física, saberes pseudocientíficos que no sólo circulan entre los deportistas ocasionales, sino que son difundidos frecuentemente por médicos no especializados, padres o entrenadores, según se afirma en entidades especializadas en medicina del deporte y en prevención. Cuáles son los más comunes y cuáles sus consecuencias. Cómo prevenirse.


1- Cualquier actividad física o deporte es adecuado para la salud.

Falso. Hasta los propios médicos suelen tomar como sinónimos a actividad física y deporte, pero no se trata de la misma cosa. Gabriel Tarducci es director del área de Actividad Física del Programa de Prevención del Infarto en la Argentina (PROPIA) y destaca que el deporte no siempre está relacionado con la salud. Agrega que su práctica -que implica competencia, estrés y dificultad para regular el esfuerzo- puede representar un riesgo para personas no preparadas, sin historia deportiva o también para fumadores, obesos o hipertensos. La práctica deportiva no está indicada ni prohibida en materia de salud: pero en determinados casos se requieren controles médicos previos antes de realizarla. Lo que se llama “actividad física” sí se relaciona directamente con la vida sana y hasta la Organización Mundial de la Salud recomienda practicarla durante 30 minutos diarios todos los días. En esa denominación se incluyen prácticas sencillas, como caminar, bailar o andar en bicicleta. Son, dice Tarducci, fáciles de incorporar a la vida cotidiana. Y lo ilustra diciendo que basta prescindir del auto y de los ascensores para eliminar 4 kilos y medio de grasa corporal en un año y evitar el sedentarismo, considerado un factor de riesgo cardiovascular. Hacer las tareas domésticas sin el auxilio de tecnología (barrer con escoba y lavar la vajilla a mano) implica la pérdida de entre 1 y dos kilos anuales de grasa corporal y dejar atrás el sedentarismo. La Organización Mundial de la Salud recomienda 30 minutos diarios de actividad física moderada todos los días de la semana.


2 - Es arriesgado que los chic@s asmáticos hagan deportes.

Hay un clásico del folclore educativo que desvela a los especialistas en asma y es que muchas veces los mismos profesores desalientan que los chicos asmáticos practiquen deportes, por miedo a que les genere algún problema. Sin embargo, ese impedimento sólo es válido en los momentos de crisis. En cualquier otro momento el chic@ asmático “debe hacer actividad física y practicar varias disciplinas y no sólo natación”, según indica Ricart. Este problema motivó recientemente una jornada promovida por el programa de Asma Infantojuvenil (PROBAS) y el Servicio de Vías Respiratorias y Alergias del Hospital Gutiérrez para instar a los docentes a promover el deporte en asmáticos. Los profesionales destacaron que es conveniente que los chic@s asmáticos hagan educación física. Y destacaron los beneficios psicológicos, además de los físicos, que eso les reporta.


3-Envolverse en bolsas de plástico al hacer ejercicio quema grasa.

Esto es contraproducente, ya que al evitar la ventilación del cuerpo, aumenta la pérdida de líquido, y limita el tiempo de ejecución, produciendo un aumento de la viscosidad de la sangre, lentificando la entrega de oxígeno a las células musculares. Por lo demás, lo que va a provocar esto es perder líquidos y el líquido perdido debe recuperarse para evitar deshidratación.

4-Hacer abdominales no disminuye el abdomen.

Muchas veces hablamos del abdomen para referirnos a la grasa subcutánea que cubre a los músculos abdominales o a los músculos propiamente. Si existe un importante porcentaje de grasa, la sola práctica de ejercicios abdominales no reducirá esa grasa. Se requiere de trabajos de larga duración y baja intensidad también para reducir la grasa en general. Como hemos dicho, el ejercicio de alta intensidad muscular, en este caso ejercicios abdominales, no reducen la grasa, pero mejora el músculo abdominal y aunque sacan grasa directamente de los depósitos adyacentes, éstos recuperan grasa. Finalmente en la medida que disminuye la grasa en general, disminuye en la zona abdominal. Los lugares específicos donde se deposita el mayor porcentaje en el cuerpo, varían de acuerdo al género y al biotipo personal.




5-Dejar de respirar al hacer ejercicio quema más grasa (dado que cuesta más)

Demasiado falso, el oxígeno que ingresa al organismo oxida la grasa, mientras más oxígeno, más óptimo es el sistema aeróbico y más alto el metabolismo oxidativo.




6- Durante los primeros días de hacer ejercicio es cuando se quema más grasa

Creer que el peso que se baja durante los primeros días de hacer ejercicio corresponde a la perdida de grasa, es parcialmente erróneo, ya que lo que más se pierde son líquidos. La pérdida de grasa requiere de un tiempo de adaptación de los sistemas de transporte y de oxidación de la grasa en las células musculares. Si el que realiza el ejercicio es un sedentario, los primeros días es difícil que pierda grasa, especialmente si presenta algún grado de obesidad.


7- Hacer cualquier ejercicio es siempre beneficioso para la salud.

Sin tomar en cuenta el tipo de persona y si tiene algún tipo de enfermedad, en la mayoría de los casos, un ejercicio moderado y sistemático*, es beneficioso para la mayoría de las personas, salvo contadas enfermedades que pueden hacer la diferencia.



8 - Las vitaminas y minerales dan más fuerza.

Desde la Federación Argentina de Medicina del Deporte se advierte una práctica cada vez más común, basada en otro mito infundado según el cual “las vitaminas y minerales dan más fuerza”: la de los padres que se acercan a los consultorios para pedir la prescripción de vitaminas para sus hijos, “porque practican mucho deporte”. Alberto Ricart, presidente de esa entidad, destaca que las vitaminas y minerales no dan más fuerza. Apenas si pueden mejorar el metabolismo y ayudar a hacer mejor una actividad. Pero la ingesta de este tipo de productos sólo tiene sentido cuando se detecta previamente, a través de un diagnóstico médico, que se necesitan esas vitaminas. De lo contrario se corre el riesgo de desencadenar una hipervitamonosis por exceso de hierro o potasio.


9- Beber agua con azúcar después de hacer ejercicio evita la aparición de “agujetas”.

Las últimas teorías sobre las agujetas es que son dolores musculares producidos por micro roturas, con lo cual no existe ninguna relación entre beber agua con azúcar y producir un efecto reparador de los músculos, de ser así cuando tenemos un esguince deberíamos beber la mayor cantidad de agua con azúcar.


10 - Hay que hidratarse antes o después de la actividad física, pero nunca durante.

Este es un mito muy difundido entre la gente que realiza deportes y ejercicios. Como sucede con muchos de estos saberes de dudoso origen, no tiene fundamentos. En realidad, la importancia de la hidratación es mayor antes y durante la práctica. Lo cierto, dicen los especialistas, es que durante la actividad se pierde agua de las células, razón por la cual se recomienda hidratarse antes y durante la actividad, y después se recomienda beber agua para rehidratarse. De lo contrario se corre riesgo de deshidratación y de hipertermia.




























No hay comentarios: